Ha iniciado ya el primer día del año. La noche es fría, más de lo que ha sido otros años, pero es adecuada para pensar en un nuevo inicio. Tan incierto como el actual clima.
Estoy sola en un país que hace poco hice mi nuevo hogar. Buscaba paz y la he encontrado aquí.
Tomé el regalo que me dejaron en la puerta el día de navidad, con una tarjeta que me pedía abrirla hasta este momento. Sé que debo sospechar y temer, pero algo me dice que no es nada malo.
Encendí la lámpara de la sala, cuya luz es tenue y cálida, y me senté en el suelo frente a la mesa de centro para abrir el regalo. Mi corazón se detuvo cuando la palabra «Ouija» apareció al arrancar el papel.
El simple hecho de tener ese «juguete» tan temido, me hizo alejar la caja. Pero una tarjeta sobresalió y aprovechó mi debilidad curiosa para que la leyera.
Mis manos temblaban ante su mensaje secreto que decía:
Te estoy esperando.
Solté la tarjeta y me retiré de ambos con temor. Hui más yendo a la cocina para servirme un poco del vino que había abierto para celebrar la llegada del Año Nuevo. ¿Quién me había dejado esa tabla? ¿Por qué me la dejó? ¿Qué debo hacer?
—No seas Alicia. No seas Alicia —me restringí en un susurro, que se desvaneció cuando el vino me envalentonó para regresar a la sala.
Saqué el «juguete» de su caja. Tanto se sabe de él que no creí necesario leer sus instrucciones. Sin embargo, antes de poner los dedos en el puntero, di un trago de vino para tener más valor.
Abrí y cerré las manos, respiré profundo y puse los dedos sobre el puntero. Solo tomó un segundo para sentir que algo salió de ahí para sujetarse a mis dedos. Era doloroso, como si estuviera pasando a través de un rosal y sus espinas se estirarán más para rasgarme la piel.
El puntero se movió, torturando mi corazón con cada letra que formaba:
HOLA, EMMA.
ESTABA ESPERÁNDOTE.
Quise soltar el puntero, pero las espinas invisibles se aferraron más hasta que ya no las sentí.
—¿Cuál es tu nombre? —pregunté en voz temerosa, como si ese espíritu estuviera en el cuarto ya.
El puntero tardó en moverse.
ASHER
—¿Dónde estás?
CERCA DE TI
Sentí un horrible escalofrío recorriéndome y mi corazón latió más asustado. Tragué saliva para hacer la pregunta que ya me estaba quitando el respiro.
—¿Estás vivo?
El puntero no se movió, tal vez la conexión se rompió. Cerré los ojos aliviada, pero enseguida sentí que algo me rodeó, fue como un cobertor frío que se hizo tibio al contacto conmigo.
Abrí los ojos cuando el puntero se movió agresivo hacia la derecha.
SÍ
Estuvo ahí solo lo suficiente para dejarme asimilar la idea de que he contactado a… El puntero se movió agresivo en círculos para después formar:
BUSCAR. AHORA.
El puntero siguió moviéndose con agresividad escribiendo siempre las mismas palabras.
—¡No, no! ¡Suéltame! —grité aterrada, logrando con dolor liberarme del puntero, el cual terminó con la palabra «NO».
Me levanté aterrorizada para salir del departamento, tirando la tabla y el puntero al suelo.
El aire frío me despejó lo suficiente para encontrar la verdad de boca del universo. Él me ha encontrado, después de haber estado ausente durante tres vidas.
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